Mis nietas estaban haciendo pequeñas caretas de arcilla,
la idea era tener un lugar donde poner el primer diente que se le cayera a cada
una. Natasha no podía hacerla bien: muy seca o muy mojada, no podía
moldearla... y Rochelle le ayudó.
Luego de terminarlas: ponerles ojos, aros, diente, hilo
para colgarlas, pintarlas, etc. a Rochelle se le deslizó de las manos y se le
partió.
El drama fue inmediato, Rochelle lloraba y decía que
había pasado mucho tiempo haciéndola y no quería volver a empezar. Natasha
corrió en su ayuda: -“yo te la hago, no te preocupes.”
La falta de habilidad primera había cedido su paso a la
solidaridad, mirando desde afuera, parecía uno de esos juegos de fichas donde
los muñequitos cambian de posiciones.
Se usa mucho la analogía de la vida como si fuera un
juego.
Pero, en este caso, como en todos los juegos, ¿queremos
ganar? ¿Qué o a quién?
Porque en éste, el juego de la vida, en el fondo –y
aunque muchos se equivoquen y tuerzan la mira- no estamos buscando tener
victoria sobre otros. Más bien, queremos lograr un conocimiento y manejo
interior. Los obstáculos llegan para ser sorteados, darnos puntaje y seguir
avanzando.
Cuando nos enojamos, estresamos y/o afligimos, significa
que la frustración es más fuerte que la buena estrategia que tenemos en este
juego, el de la vida.
Podría suceder que alguien haga algo errado, injusto,
arbitrario pero mi mala reacción es mía y un error mío no mejora el error del
otro. Entrar en ese estado me hace retroceder, alejándome de mi finalidad.
Siempre le repito a mis hijos, ahora también a mis
nietos: ‘si te enojas pierdes’ y he adoptado una frase de una película: no
tomes ira, tómalo todo... (don't get mad, get everything) Es muy irónico pues
se trata de divorciadas que aconsejan como sacar partido a un divorcio, pero en
otras situaciones es aún más aplicable.
Para eso debo conocer las reglas y ser un buen
observador.
Un observador no se envuelve emocionalmente y, sin caer
en la frivolidad, puede reaccionar con amor desapegado, midiendo las
consecuencias propias y para los demás.
Lograrlo me trasforma en una persona equilibrada,
respetuosa de los demás, de mí mismo y de las reglas naturales, así es que
avanzo y el juego de la vida me recompensa con un sentimiento de logro
auténtico.
Natasha pudo observar la situación, aprovechar el manejo de la arcilla
que su hermana le enseñó, usar su virtud de cooperación y recibir las sonrisas
de todos y un abrazo agradecido de su melliza.
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