martes, 19 de mayo de 2015

Ventana misteriosa


Allá a lo lejos, las sombras se asoman al balcón, ese donde la niña se paseaba para que él la mirara al dar la medianoche.

foto de Inmaculada Gimenes
Nunca se habían hablado, no se conocían ni sabían el color de los ojos, pero la niña adivinaba el sonido de los pasos y llegaba al balcón para verlo saludar, como siempre, con su sombrero blanco.

Los años han corrido, y las voces se han acallado. Nadie supo nunca cómo fue que murieron: ella en el balcón, él unas cuadras más allá.

Nadie supo si alguna vez se vieron frente a frente, si se hablaron o se besaron a escondidas. Solo sospechan que, aun, cuando las sombras de la medianoche llegan, ellos están allí. La niña en el balcón y él saludando, como siempre con su sombrero blanco.

lunes, 18 de mayo de 2015

Ventana chiquita

foto propia
Ventana chiquitita, ventana de un tercer piso… que un día quise adornar, para que tus sentimientos florecieran en esas macetas y en lod cactus del desierto, donde la arena arremolinaba nuestro amor.
Ventana inquieta que no sabe abrirse paso en la vida, ventana dulce que protegí del viento y del sol, no quieres abrirte a tu propia emoción. No quieres saber de tu porvenir.
Hay ventana! No mates el sentimiento, cerrándote al cielo de tus ojos que quieren amar aunque tú no los dejes.

Ventana con ADN

foto de Paula Montiel
Oh! Mis ventanas… cuando creo que todos se han aburrido de ellas, aparece una nueva en mi colección…
Pues tengo de todas clases, colores y medidas. Las hay fastuosas como las hay paupérrimas. Las hay citadinas como campesinas. Pequeñas y enormes… de las que uno quiere mirar o mirar a través y de las que nos miran.
Esta es otra historia, pues tiene una historia familiar y personal sobre ella.
Es una ventana que llega desde mi lejano país, al que tal vez no vuelva a ver. Y llega de la mano de alguien que tenía muy atrás en mi memoria. Paulita nació poco después de mi primer hijo. Es nieta de una prima. Primer hija de su primer hija.
La recuerdo en medio de todos los niños que fueron naciendo poco antes o después de los míos. Se resfriaba fácilmente y no había pañuelos que le alcanzaran…
Fue la primera de varios niños, que por vivir lejos y porque todos teníamos muchos hijos, muchos problemas, muchos trabajos y poco dinero… nos dejamos de ver o nos veíamos muy poco.
Y me fui, cuando aún era una chiquitina de, tal vez, 10 o 12 años, me mude a New York.
Era el siglo pasado… sí. Y el internet era cosa del futuro. Ese futuro que vivimos hoy.
Y hoy puedo recibir noticias de ella, de aquella Paulita que me trae noticias y me pide novedades de mi parte, de mi familia.
Paulita, claro, es toda una mujer, pasaron casi 30 años y ya no es una niña con moños en el pelo. Tiene hijos, tiene historia… le gusta el arte, el teatro, vive intensamente su vida. Como de la nada se acerca y me recuerda que comparte mi ADN. Y me emociona. Me alegra saber de ella, me entristece no poder ver como creció y como prosperó en su personalidad…
Y me dice que: "...comencé a prestar atención a las ventanas, y me gustó ésta, te la envío, no sé quien habita la casa pero, me pareció muy significativa."
"Una mezcla exacta de Argentina, paredes gastadas y desvastadas del viento sur, humedad, cables desprolijos, postigos y vidrios repartidos, dentro, un termo naranja y cortinas femeninamente distribuidas...Mezcla de viejo y nuevo...."

Gracias Pau!

domingo, 3 de mayo de 2015

La niña de la ventana

Imagen de la red


Pasa la niña, sus horas llorando, que recuerda y llora, que llora y recuerda…
No hay flores en su cuarto, ni las busca en los jardines. La niña triste solo mira sus dedos, primero los de la mano y, entonces, los del pie…
La niña llora y ya no recuerda por qué. Una tristeza honda  la arrastra, cada día, sumiéndola en las noches de una vida sin sonrisas.
No hay muñecas ni colores en su habitación, el polvo cubre su imaginación. La niña solloza y vuelve a suspirar por el recuerdo de quien ya olvidó.
Por su ventana llegan polvos de estrellas y luces del anochecer. Suspira la niña buscando sin buscar,  anhela que a su ventana llegue la  promesa de amor.
Baja una estrella a través de su ventana, la luz la abraza y le susurra su pasión… la niña canta y sonríe soñando con el amor.