viernes, 30 de enero de 2015

NIEVE EN LA VENTANA



Esta mañana, al abrir la puerta para ir a la escuela, las nenas no pudieron, ni quisieron reprimir su exclamación: -¡Wow…!
Había nevado apenas, pero bastaba para cubrir los techos de los autos, el jardín estaba blanco y el aire frio.
No es frecuente que nieve en esta zona, pero cuando sucede, el paisaje cambia y parece que la luz llegara desde el suelo hacia los techos. Y en mi ventana, la nieve me hace reflexionar.
Foto de la red
Lo más hermoso es ver como a mis nietas les hace ilusión ver cambiar el paisaje, como disfrutan de cada circunstancia. Son niñas creativas y cada experiencia la incorporan a su chip de ganancia y disfrute.
 Es por lo que me apasiona estar con ellas mientras crecen, porque me recuerdan y me enseñan como practicar la felicidad con cada detalle. Como ser tiernas sin reservas. Si pudieran conservar esta frescura y donarla al mundo dando clases de sabiduría infantil, el mundo sería mucho mejor.

martes, 27 de enero de 2015

VENTANA MADURA

foto Casa Batlo en Barcelona, tomada en 2014
Cuando mis ventanas no salen, es como cuando no se escucha al nene de la casa ¡cuidado! Algo se trae…
 Y si… ya, con mi ticket en mano, valija preparada y ¡festejo en puerta! Tres acuarianas nos reuniremos para hacer ¡fiesta!
Barcelona espera, con amistad, con amor, con alegría… será un cumpleaños diferente, gente diferente, ¡estado diferente!
La vida no nos espera y nos marca estaciones, edades, circunstancias, pruebas, alegrías, dolores, soluciones…en mis 65 etapas lo he visto de sobra.
Lo que nos hace maduros es la capacidad de resolver situaciones en menos tiempo y con menos consecuencias negativas que antes.
Maximizar lo que tenemos, el dinero, tiempo, energía, es otra forma de saberse sensato, así como de disfrutar cada instante.
Aprendí hace mucho que quien no madura fermenta en vejez, así que me esfuerzo por lo primero.
Esta mañana las nenas esperaron el transporte para ir a la escuela en la puerta de adelante durante cinco minutos. En mi juventud me hubiera puesto ansiosa, me hubiera preocupado por el frio… etc… esta vez me dediqué a hacerles morisquetas a través de la ventana, soplarles besos, decirles adiós con las manos en diferentes posiciones… todo fue devuelto con gracia, amor y con dulzura.
Cinco minutos de complicidad que me suavizaron el día y que me dieron energía para seguir con mis preparativos para las múltiples celebraciones y los alegres encuentros que tendré en mi amada Barcelona desde el viernes en adelante.
Mi ventana estilo Gaudí se abre e ilumina hoy con muchos colores, ¡todos felices! ¡Quedan invitad@s!

miércoles, 21 de enero de 2015

Ventana magica



Por mi ventana se desata un vértigo de grises, no hay trino de pájaros ni viento que barra las hojas secas…
La mañana no me ha invitado a escribir y tengo mil pendientes y ninguna voluntad, papeles que me llaman crispando mi desidia.
Este humor de invierno crece en mis paredes como un moho maloliente y renuncio a mis obligaciones menos apremiantes que la  urgencia de sacudirme del tedio.
Mis pinceles me miran, los pomos se menean y me rindo al embrujo de los colores. Imitaré al verano en mi tela.
Pongo sol sobre las fachadas de casas y en los arbustos, hago bailar ventanas y chimeneas…
Sin que me percatara, tengo tres pares de ojos que observan por detrás de mi espalda. Mis nietas están absortas y, en silencio, admiran lo que puede salir de mis pinceles… no es una obra de arte, pero, ante sus ojos de inocencia, me he convertido en Miguel Ángel.
Me hacen sonreír y soñar con un cuarto donde pintemos la esencia de nuestro amor.
Mi pintura, simple y precaria, se acaba de convertir en una ventana mágica… donde  encuentro tu mirada y donde plasmo mi amor.

lunes, 19 de enero de 2015

VENTANA LOBUNA



Cuando dos lobos esteparios se encuentran, ya no pueden disimular. Terminan abrazándose y más. Los une aquel desprecio social y ese temor a ser desleales a sí mismos. Un lobo estepario es molesto, pero dos son insoportables y, a la vez, invencibles ante la hipocresía.

Es la razón por la que vamos muy juntos por la vida, cuidándonos las espaldas y prestos a huir, atacar o reír a carcajadas ante la más mínima insinuación.

Mi lobo estepario preferido no se aparta de mi lado, aunque no esté cerca, nos une ese sentimiento pasional de reconocernos, de sabernos dueños de la estepa solitaria y de estar perdidos en la selva mundana, en la urdimbre hipócrita de la sociedad.

No queremos provocar, aunque nuestra sola presencia eriza los bellos de los más fuertes. Y seguimos avanzando, tratando de ser invisibles, pero nuestra intensa mirada nos delata y condena.

Por eso salimos poco, hablamos lo mínimo y después de compartir el vino nos retiramos casi sin saludar. Somos poco afectos a dar explicaciones, nuestros amigos nos tienen por locos y solo se enteran un poco cuando se asoman a nuestra ventana de lobo, en luna llena.

jueves, 15 de enero de 2015

Hoy en mi ventana veo pasar un ventarrón

Imagen de red


Sopla un viento tan terrible que se han volado las sillas del patio, que estaban apiladas, la casa tiembla y no es de miedo. La perra se esconde, si, por miedo. La gata mira hacia afuera y piensa: saldré cuando amaine, no me quiero despeinar. Creo que este es de los ventarrones que, si te descuidas, se pueden llevar hasta nuestras ideas.
Es tan fuerte el viento que se cuela por las hendijas de puertas y ventanas. Las nenas debieron apretar sus gorros y sujetar las bufandas, les costó caminar esos 12 pasos hasta el automóvil.
Imagen de red
Como todo, el viento pasará y dejará un cielo limpio, para volver a empezar con un día nuevo.
Mientras tanto, yo también aquí me quedo, a buscar tus imágenes en mi recuerdo. Me recluyo, ventanas adentro y tu mirada me guía, despacio, al punto exacto donde convergen tu amor y el mío.
Es un día para arrebullarse entre las frazadas y cobijarse, que el viento no nos dé en los ojos y nos haga lagrimear.
Ventanas adentro hoy nos llega el momento de abrazarnos y entrar en calidez, en quietud, en armonía. En silencio ya llega la paz.

miércoles, 14 de enero de 2015

Ventana con pirulines



Cuando miro por mi ventana de la infancia veo a una nena de trenzas o cola de caballo y una mirada algo triste.
Pero no siempre era triste. Mi infancia está poblada de amigos imaginarios a falta de los que mi madre no admitía en casa ya que su temple no lo soportaba.
En mi infancia no hubo violencia ni abusos, no me faltó alimento ni zapatos, pero las muestras de afecto eran escasas y cambiadas por objetos físicos. Cuando yo no me alegraba con uno de esos regalos, mi madre se frustraba, no sé si porque lo tomaba personal o porque el dinero no sobraba y lo había malgastado. Así es que aprendí a sonreír, por igual, ante todo lo que me daban.
Algo que los adultos no aceptaban de mucho grado era mi desgano por la comida. En casa de mis tíos no comía lo que se me ofrecía y mis tías se entristecían por ello.  Mi madre de desvivía por brindarme dulces, me ponía frente a la vidriera llena de chocolates y yo negaba con la cabeza. Era lo mismo con las confiterías llenas de mazas de todo tipo. Lo único que terminaba comiendo eran unos merengues de dulce de leche porque me divertía ver las caras sucias de ese pegote.
Cuando íbamos al zoológico con mis padres o mis tías paternas, me compraban un pirulín en la entrada. Y eso era algo diferente. Por empezar me llamaba la atención como los promocionaban los
Imagen de la red (agregado de pirulines con photoshop)
vendedores, con cantos o con breves estrofas que rimaban con gracia. Pero sobre todo me atraía el colorido de esos chupetines cónicos. Además estaban en unos cilindros con orificios y reflejaban sus colores cuando un rayo le daba directamente en su centro. Generalmente gastaban una linda sonrisa y tenían una amabilidad natural.
El dulce seguía sin gustarme, pero lo lamía porque su textura iba variando y eso me llamaba la atención. Además miraba las escenas a través de la casi transparencia de su cuerpo y todo cambiaba de color según con el segmento que lo miraba, azul verde rojo amarillo… entre un animal y otro ese era mi entretenimiento, los paisajes cobraban un encanto especial y ‘acaramelado’ y yo recibía un llamado de atención por retrasarme o por correr el riesgo de caerme si seguía cerrando un ojo y mirando con el otro con el pirulí por medio.
No tengo idea de si esos personajes existen aún, pero en época en que la televisión tenía poca o ninguna injerencia en nuestras vidas, los vendedores ambulantes eran héroes de historias sin inventar aun…
Pero, con solo forzar mi mirada y aguzar mi oído, aparecen varios de ellos… y el pirulinero, pirulero, era un mago de fantasía que cambiaba el paisaje de mi infancia y, hoy, enriquece mi ventana.