sábado, 26 de diciembre de 2015

Ventanas de Navidad

foto propia
Se terminaron las ventanitas de Navidad… cada vez que se abría una… una exclamación era inminente, aparecía una figurita de chocolate diferente, cada día, cada ventana… y generaba una ilusión sobre la siguiente.
Ahora se acabaron de abrir todas, en el dibujo hay otras ventanas y esas conservan el misterio… tal vez los Reyes traigan más soluciones a estos acertijos mentales o, al menos, más dulces y chocolates. Por ahora me han regalado las ventanitas para mi colección. Ese gesto es tierno y gentil, me endulza el día aunque no haya comido los chocolates.
foto propia


Por otra parte, la luna llena alumbró mi ventana en la noche de Navidad… bonita luna en ventana que me llena de luz plateada y me alegra, porque sé que, en otros países y en otro continente, mi familia y mis amigos están viendo la misma luna coronando los encuentros con seres queridos, iluminando caminos aun no explorados y los transitados de siempre.

Tal vez la coqueta Madre Tierra la crea un espejo y se mire en toda su belleza… o la vea como una hija que llega, brillante y sonriente, a compartir con ella esta Navidad.

Foto tomada en España

jueves, 24 de diciembre de 2015

Ventanas en la Era de la Comunicación

Mi madre se quedó con las ganas de disfrutar todos los adelantos del siglo 21, sólo pudo sacar beneficios del teléfono pues yo solía llamarla sin problemas desde la otra punta del continente. En cambio, la Era de las Comunicaciones me abrió a mí varias ventanas nuevas.
Puedo ver películas y canales de TV por mi móvil, portátil o tableta, puedo conectarme al segundo a cualquier país, por escrito o por palabra hablada.
Y lo más reciente es que puedo comunicarme con mis nietas-os por medio de las tabletas o móviles y verlos a todos… eso es genial.
Me llaman de cualquier lado en cualquier momento y me cuentan las últimas travesuras, las novedades, los adelantos en la escuela. Por ejemplo mi hija acaba de contarme que su hijo mayor dio el examen para ir a la Facultad/ Universidad /College y que sacó un puntaje de superdotado.  Juntas nos reímos de felicidad. Agradecimos a su esposo quien impulsó a Esteban a visitar Universidades y lo estimuló para que diera el examen tan temido.
Puedo enterarme de como evoluciona la carrera de mi nieto mayor, el que acaba de ser admitido como private Ivulich.
Estas ventanitas no sólo son divertidas son casi necesarias para tener una continuidad en la relación familiar.
Mi hijo se ha reunido con su hija para Navidad y me envía sus fotos, los dos tan felices! Y su hijo todo un soldado cocinando con la madre en la otra punta del mapa… todos en armonía, amor y amistad. Todos conectados por el sentimiento y esa ventanita portátil.
Yo tengo una ilusión, que –tal vez- no llegue a disfrutar, como mi madre no lo hizo con esta Era, y es que en un futuro, nos conectemos mentalmente o por la ventanita de la mente, y -con la sola intención- marquemos el número o nombre con quien queremos comunicarnos. Es posible, cada vez nos acercamos a eso… el mundo está evolucionado y nosotros nos sacudimos con sus cambios, confío que para mejor.


Por ahora –y gracias a ser una abuela que cambió las agujas de tejer calcetas por una computadora- me divierto con esta ventana que me trae las locuras y novedades de mis descendientes y amigos. 

viernes, 4 de diciembre de 2015

Ventana de misterios

El 5 de enero poníamos agua y pasto que recogíamos del jardín para los camellos, galletas y jugo para los Reyes Magos… y los zapatos para que nos pusieran regalos.

Luego el conflicto entre niños y mayores. No había forma de que nos pidieran, nos conminaran, nos amenazaran con dejarnos sin regalos… cada cinco de enero no podíamos dormir temprano…
Foto de Virginia Quiroga a sus nietos
En parte era por los regalos… pero, por otro lado era ‘esa’ intriga, esa ansiosa curiosidad… no podíamos entender que tres hombres, siempre los mismos y de la misma edad cada año, llegaran cruzando el cielo montados en camellos.

Cada año mi madre nos señalaba la estrella que los guiaba y nos amedrentaba: ‘esa estrella mira a cada niño o niña y sabe si se han portado mal, si se van a dormir a hora o no… los Reyes Magos entran solamente en casa de los chicos obedientes…’
No había forma… seguíamos pegados a la ventana de la curiosidad, hasta caer rendidos… antes de cerrar los ojos hacía que mi hermano me prometiera: ‘si escuchas un ruidito me despiertas, los quiero ver…’
Imaginariamente me encontraba con los Reyes en mis sueños, imaginariamente me daban un regalo con una sonrisa entre enigmática y amorosa.

Como nunca escribía cartas a Santa Claus ni a los Reyes Magos, los regalos siempre eran sorpresas, a menos que mi madre se empeñara y –prácticamente- me las dictara.

Esa ventana siempre será mi preferida, porque estaba llena de ilusiones y misterios que llegaban de un desierto oriental o celestial. No era, por mi parte, solo cuestión de recibir regalos, tenía un secreto que únicamente mi ventana sabía, yo sentía un amor oculto, platónico e imposible por mi Rey Baltasar. 

viernes, 13 de noviembre de 2015

Ventana ignea

Las ventanas de la memoria suelen ser muy caprichosas. Hoy, sin yo pedirlo se me abrió una ventana que dio a otra muy original.  Sí, me llevó a mi infancia…

Creo que tenía 6 años cuando fuimos a visitar a mi tía en Santa Fe, donde tenía un enorme campo de maíz, también había sandias, y otras verduras y frutas. Allí podía tocar los caballos si mi tía no estaba cerca, porque -aunque era mujer de campo- le tenia mucho miedo a los caballos y algunos otros animales, había algunas vacas, gallinas y cerdos, casi todo para uso de la familia, solo los puercos se vendían.
foto de la red
Las experiencias de una chica de ciudad en ese campo eran inusitadas.  Desde subirme a una parva de heno con mis primos, comer sandias hasta empacharme y que me curara una vieja con una cinta que media el aire desde mi ombligo hasta…( no sé cómo lo hizo pero me curó), darle de comer a los cerdos y que me tía me dedicara su mejor enojo porque podían morderme la mano… viajar en carro a caballo, bañarme con ranitas en un estanque… aprender a tomar agua como las gallinas (mirando el cielo)…
Mi tío ayudaba en una fábrica de ladrillos que estaba allí cerca, fuimos a ver como los hacían: con una pala revolvían el barro negro hasta convertirlo en una arcilla pareja y negra, luego lo ponían dentro de moldes. Cuando se secaban sacaban los bloques que serían ladrillos, aun casi grises y los apilaban donde seguían secándose. Simple y trabajoso.

Una noche mi tía anunció que iríamos a la “quema de ladrillos” y mi madre tuvo que explicarme que aquellos ladrillos que yo vi grises debían arder en un horno durante toda la noche, de esa forma tomarían consistencia y color como el que yo había visto cuando construían alguna casa en el barrio. No podía imaginarme cómo podrían poner tantos ladrillos en un horno, hasta que llegué al lugar.
foto de la red
Habían puesto todos los ladrillos formando una especie de habitación cuadrada pero sin puerta, se veía iridiscente, toda la edificación estaba ardiendo por dentro, tenía unas pequeñas aberturas que llamé ‘ventanitas de fuego’ porque, por allí, salía un calor horrible y se veía el fuego que quemaba una montaña de leña en su interior. Era un espectáculo casi dantesco, no hacía falta que me dijeran que no me acercara, la temperatura que irradiaba ese monstruo cuadrado e incandescente provocaba temor. 
No era de noche cuando llegamos, estaba atardeciendo. A lo lejos vi una figura que me llamó la atención, una señora que llevaba un gran sombrero blanco de tela y guantes del mismo color. Mi tía dijo que era la dueña de la casa y del campo donde estábamos, que el sol le hacía daño y que el calor le daba alergia, pero había enviado a la sirvienta con empanadas para todos, mientras los obreros estaban preparando la carne de una vaca entera –típico en los campos de Argentina- en pinches que parecían crucificar al animal abierto por la panza y con el cuerpo estirado entre barras de metal, era la cena para los peones, patrones y familiares. El vino venía en garrafas y todos ‘mojaban el garguero’ con ahínco y felicidad que da el trabajo concluido satisfactoriamente.
foto de la red
Cuando cerró la noche y luz del horno parecía una representación del infierno en la superficie de la Tierra… los peones estaban de muy buen humor, alimentados, algo alcoholizados y se aprestaban a pasar toda la noche cuidando el fuego. Era ese el momento en que se contaban cuentos de campos. Comenzaban con los que los chicos podían oír y seguían con los de terror que las madres preferían que no oyéramos, o tendríamos malos sueños, esos donde nos visitarían las ‘luces malas’ ‘los cucos’ y otros aparecidos del acervo campesino…

Pero, uno de esos cuentos, perdura en mi memoria como si fuera un relato familiar. En la quema del año anterior y cuando empezaban a servirse los tragos, se escuchó desde dentro del horno ya encendido, unos maullidos angustiosos y desesperados.  Se dieron cuenta que uno de los gatitos que había nacido no hacía mucho se había metido allí y no tenía como salir. Intentaron con largos palos que el gato pudiera salir de su encierro, pero el minino estaba aterrado en su encierro y no ayudaba, al contrario, creía que querían hacerle daño.  La situación era desesperada, pues la leña ardía en el medio y los ladrillos ya habían tomado fuego y empezaban a  incinerarse… como ya dije, no hay puertas en esas cuatro paredes, solo unas ventanitas que sirven para dejar pasar el aire y atizar las llamas.
foto de la red
El pobre animalito estaba destinado a morir –literalmente- entre dos fuegos y no podrían sacarlo, ya apenas si podían acercarse con los palos de avivar la fogata. La dueña de la casa lloraba y pensaba en el cruel destino para una de sus mascotas, cuando ante la mirada azorada de todos los presentes, el perrito de la señora, un cachorro blanco y lanudo, se lanzó por entre las piernas de los presentes y, entrando por la pequeña abertura en combustión, tomó al gato por la nuca y lo sacó –ileso, aunque aterido de miedo- de entre las flamas… pero, él mismo salió con su pelambre hecha una llamarada. Lo cubrieron con trapos mojados  y apagaron el fuego, pero no lograron evitar la quemazón de su carne y, poco después, moriría en la veterinaria, húmedo por las lágrimas de su dueña, como un pequeño gran héroe que salvó a un gatito a costa de su vida.
Desde entonces los hombres del lugar dicen que escuchan ladridos y le responden maullidos cada vez que encienden el fuego… no sé si será verdad.


Esa ventana en combustión, nunca salió de mi memoria, todavía puedo sentir la congoja que inspiraba la señora del sombrero blanco caminando lentamente por la sombra, alejada del horno y sus ventanas ígneas, que, de tan malos recuerdos que le traían, le hacían fruncir el ceño y sentir un frío casi gélido en la espalda.
foto de la web

domingo, 25 de octubre de 2015

Ventana para divagar

Me he asomado por la ventana de Paola, una ventana que invita a la meditación y remembranza. Y, entre ese divagar… he observado que somos muchos escritores a los que nos gusta cocinar o, al menos, comer bien.
Y me he dado cuenta que no es cosa de ser cultos sino de una sensibilidad diferente. Los que escribimos y –supongo- los artistas de diferentes rubros tenemos eso de combinar hábilmente ciertos elementos, colores, olores, imágenes, sonidos, y –claro- sabores, entre otras sensaciones.

No es que todos los cocineros sean escritores o artistas después de cocinar, pero sé que algunos escriben, pintan o tocan algún instrumento. También conozco muchos que, en cuanto tienen un restaurant propio, le dan un estilo particular de acuerdo a su gusto estético, pictórico, musical y, a veces hasta poético.
También recuerdo que en Argentina, allá por los 60’s y 70’s Doña Petrona C. de Gandulfo decoraba sus platos con mucha personalidad y terminaba diciendo “este plato es un poema”
A mí lo de la cocina me vino por obligación cuando tuve a mis hijos. Pero, pronto le encontré el placer a eso de darle sabor y color a mis platos. Mis hijos me obligaron y enseñaron muchas cosas, la cocina fue una de ellas. Ahora no solo cocino sano, rápido y rico, también lo hago con un deleite especial. Lo mismo que cuando escribo, busco los componentes mejores, me dedico amorosamente a  combinar cada uno lo más estéticamente posible y los entrego con mucho amor.

No me había dado cuenta porque todo este divagar… claro, es que Paola además de amiga y peluquera es también aficionada a cocinar y cocina con mucho amor y entrega. Las ventanas vienen impregnadas de la personalidad de quien mira por ellas y ven el mundo de una forma especial. 

domingo, 11 de octubre de 2015

Ventana de la herencia... que creará comentarios adversos.

Otra vez pensando en lo que dicen… que no hay que festejar el día de la raza… pues tal vez no, que lo festejen los conquistadores que pudieron atravesar semejante océano con esas barcas de madera… con hombres furiosos, deprimidos y hasta hambrientos… que lo festejen ellos…
Pero ¿qué haremos nosotros? Nietos de conquistadores y de nativos… ¿negar nuestra ralea? No sé, realmente no puedo tomar partido. En mi sangre hay europeos de varios idiomas incluyendo el español. También hay sangre india que me viene de una tátara- abuela… una que se casó con un español al que los nativos desollaron la planta de los pies, justamente porque se había enamorado de ella, miembro de una tribu…
tomada en Florencia, 2013, M I
Pues sí, mi tátara-abuela fue una especie de Pocahonta sureña. Ella curó con plantas al español loco y aventurero y fueron un matrimonio que dio, al menos una hija que yo sepa… mi bisabuela…
Si no fuera por ese conquistador, doble en este caso, no podría estar escribiendo esto… o ¿lo escribiría en otro idioma?
Hay muchas cosas que criticamos al pasado. Aunque sabemos que ya pasó, que debiera aceptarse y pasar página. No hablo de olvidar… hablo de valorar lo que tenemos, de no ser, en nuestra mente, víctimas ni victimarios.
Es que me da la impresión, tal vez errada, de que se ve a las tribus como seres angelicales y pobres chicos desprotegidos. Pero es sabido que entre ellos peleaban y se invadían, mataban o raptaban mujeres, niños… robaban animales…
El gen conquistador e invasor es humano, no español o europeo. Tal vez no haya que festejar, pero si mirar hacia dentro y ver, por esa ventana extraña que llamamos alma… donde debemos señalar con el dedo acusador.
Y si no festejamos nuestro pasado, si no festejamos esta fecha, al menos pongamos nuestras culpas sobre la mesa… no miremos con ojos torvos a ese europeo que también sufrió las hordas enemigas… ¿saben cuántas invasiones extranjeras hubo en España y Portugal? Ellos no saben su origen real. Dicen, sonriendo, que están hechos como el buen queso: de muchas leches…

Y, por último, mirar hacia Europa para encontrar al invasor, conquistador, como quieran llamarlo, es mirar a la ventana equivocada porque, en un gran porcentaje, ese ‘culpable’ está en nuestro árbol genealógico mirándonos por la ventana del ADN.

viernes, 2 de octubre de 2015

TENUE VENTANA

Invoco a mis amigas, borrachas de risa o sublimadas en la poesía, corriendo por el campo o, sin bucolismo, en el gris de la ciudad.

Recuerdo a mis amigas de este país o de aquel, y en la memoria se abre, cálida, una ventana tenue que atraviesa el tiempo y los mapas donde las lágrimas y las sonrisas que abrazan.

Mis amigas se asoman, de vez en cuando, a mi ventana prodigiosa y, con la magia de sus miradas entibian mi pecho y mis alas.


Estiro la mano y llegan, vaporosas, alborozadas, escalando distancia de sueños y, entrando a mi ventana abierta, como mariposas se posan en las flores, como hadas iluminan mi evocación agradecida.

Es que, sin pensarlo, he abierto esta ventana ¡tan memoriosa ella! Que destila amistad y algunas saudades desde todas las épocas y caminos andados.


¡Bienvenidos recuerdos! Que permiten a mis amigas abrazarme aunque estén lejos y, llegando a mi ventana de chocolate, reírnos del tiempo.

jueves, 1 de octubre de 2015

Ventana para soñar.

En este viaje, que emprendí hace más de sesenta años, conocí mucha gente y tuve muchas experiencias de varios tipos.
Por supuesto que ‘mucho’ no siempre significa ‘bueno’. Hubo de todo. O casi.
Mi vehículo se detuvo en lugares alegres, tristes, atestados de seres en unos y en otros desérticos. La gente habló a veces bien y otras mal de mi persona.
foto que tomara en La Sagrada Familia, BCN
Unos agradecieron alguna de mis palabras, otros la despreciaron.
En ocasiones, tuve miedo, otras fui valiente. A veces, tuve mucho que agradecer, otras di la ‘media vuelta’ con cierta tristeza.
Todo lo que he logrado me costó mucho esfuerzo.
Pero nunca renuncie a mis sueños y por cada puerta cerrada se abrieron mil ventanas, por eso las amo tanto.
Es que, aun en los peores momentos, he tenido el privilegio de abrir ventanas y desplegar velas para soñar.

Monica Ivulich (c) DR2015Spain

martes, 29 de septiembre de 2015

Abramos la ventana

Abramos las ventanas, no importa la estación ni la temperatura, pero abrir ventanas a la vida siempre viene bien.
tomada en Venecia 2015
Abramos a ver si entra la buena vibra, si la luna ‘roja’ aun ronda por allí o se fue con la ‘azul’, que si es blanca también es buena y si llega el sol mejor aún.

Dejar la ventana en sombras solo da oscuridad y se extiende la humedad de malos humores y de malos ratos compartidos o sin ganas de compartir.
Abrir la ventana es despejar el pecho y recibir el aire para limpiar la mente y la luz para aclarar el pecho.

Abrir las ventanas a la vida… siempre viene bien.

Monica Ivulich, DR2015Spain

sábado, 19 de septiembre de 2015

Ventana Bibliófila

Si tu portátil no funciona, si tu cabeza se siente pesada, si el ambiente que respiras no es el propicio, si hace mucho calor y el bochorno te derrite las ideas… si… simplemente no puedes escribir, lo mejor es mirar por alguna ventana. Puede ser la ventana a la calle, la televisión, un libro…
Imagen de la red
Pero lo ideal es encontrar una ventana que da a un balcón lleno de libros… eso sí que es inspirador…
Puede que uno se siente allí, mire la gente pasar, el panorama… o lea hasta sentirse inspirado y, tal vez, con un ‘boli’ y un anotador uno garabatee hasta que  llegue la inspiración.

Es una ventana a la imaginación y a la literatura. Vamos, que no hay mejor ventana para mí. Desde allí veo a todos mis seres queridos y mis seres de ficción. Es una ventana especial para un día como hoy que mi organismo quiere enfermarse y no lo consiento, pero él no me deja hacer todo lo que deseo. Solo llegar hasta ti en este día tonto, que no permitiré me convierta en tonta del todo a mí, ni que te separe a ti de mi ilusión.
                                           
                                                                                                                       Monica Ivulich, DR2015

martes, 1 de septiembre de 2015

Ventanuco misterioso

 Tantos enigmas en las ciudades, en los pueblos, en las calles grandes y pequeñas, algunas perdidas de la vista de los transeúntes casuales, turistas, etc.
Hay misterios que nadie se detiene en descubrir. Y muchos de estos secretos solo quedan en el recuerdo de algunas ventanas que se conservan a través de los años y viendo crecer, pasar generaciones.
 Esas ventanas antiguas a las que hoy no les encontramos utilidad, pero están como testigos de alguna actividad normal -o no- de antepasados no muy lejanos.
Foto tomada en Lamoryale, Fr. - 2015
Eso me sugirió este ventanuco abierto en el muro. ¿Cuántas cartas, mensajes, misivas, invitaciones… han pasado por su abertura? ¿Cuántos secretos podría develar si hablara? Romances, estrategias militares o políticas, noticias de nacimientos, muertes, romances furtivos y hasta extraños paquetes cuyo contenido lo conocían sólo dos personas.
 Una pequeña y enigmática ventanilla que despertó mi imaginación, se ríe de mi curiosidad y fantasía… pero tras su risa está la mueca irónica de su secreto y su verdadera función en la casa, al fondo de un callejón sin salida.

Monik D.R.2015Francia

martes, 25 de agosto de 2015

Cierro las ventanas

Cierro las ventanas por hoy, se cierra el día sobre la luna de tu cama donde me abrazas abrasándome en un sueño sin cordura y sin brazos pero con brasas….
Cierro las ventanas y la luna sonríe a mis mejillas tibias, enrojecidas por tu recuerdo.
imagen de la red
Entre tu cuerpo y el mío no hay ventanas que ventilen un amor sin final y sin principio.
Sobre la luna de tu cara te acaricio sin manos y no hay sensatez que nos cobije.

Cierro la ventana y abro el alma a la locura del amor.

lunes, 17 de agosto de 2015

VENTANA LIBRE

foto: Adriana Harts

Hay ventanas que traen un aroma a libertad. Esta, por ejemplo.
 Mi hija me la regala desde su lugar de vacaciones. Seguramente todos sienten libertad y despreocupación desde que miran por ella.
Los imagino, son tres familias, seis adultos con ocho hijos en total, de todas las edades, los más chicos correrán y los adultos los vigilaran, organizaran paseos y comidas, los hombres asando las mujeres con ensaladas. Disfrutando el sol y la piscina…
Y, entonces, recuerdo una especie de sueño vívido que parece llegado de mi pasado, de otra vida.
Sueño o recuerdo es una historia desde el bosque. Me veía como un patriarca de una gran familia. Teníamos los arboles como forma de trabajo. Todos tenían su puesto, desde cultivar, limpiar terreno, talar, aserrar, construir casas y muebles, vender madera, transportar… las mujeres tenían también lo suyo, mantener la limpieza, cocinar, plantar, cuidar animales, buscar los huevos, cosechar y lavar vegetales….
Era una vida sencilla y con pocos conflictos. Pero dentro de esa paz, mi liderazgo me daba algún que otro  contratiempo. Me vi, luego, como un hombre ya viejo, riendo con nietos y, mas tarde, enfermo mirando por una ventana muy parecida a ésta, que me envía mi hija.  
La familia me rodeaba al final de la jornada y hablábamos de lo que había pasado durante el día. Una de esas noches les dije que quería que conservaran la armonía entre ellos, que yo me iría por esa ventana para descansar. Los más chicos se miraron entre ellos queriendo no entender. Los adultos bajaron la cabeza para no expresar sentimiento alguno.

No sé qué hay de verdad hay en esas memorias ‘oníricas’, pero, al ver esa foto,  reviví aquella historia. real o no, como recuerdo de otro tiempo, donde había una ventana por la que daría un paso hacia la libertad.   

martes, 4 de agosto de 2015

VENTANA BORRACHITA

Hace varios años atrás y en New York, me asomé a la ventana de mi casa para ver si llegaban mis hijos desde el mercado, ya que estaban tardando más de la cuenta y la comida se enfriaba.
Además, unas voces extrañas me llamaron la atención.
Lo que vi al correr las cortinas me hizo olvidar del almuerzo: cuatro o cinco muchachos parecían seguir la fiesta del viernes aquel sábado al medio día. Eran jóvenes, cada uno sostenía una botella y tenían la mirada algo extraviada. Dos de ellos estaban mirándose frente a frente y, con voz gangosa, repetían que uno era más fuerte que el otro.
Cuando la repetición parecía no tener límite, uno le dijo al otro:
_ pégame aquí (señalando su mejilla) pégame! Veeerás…
_no! Que te vooooy a pegar….
Se tambaleaban un poco, tomaban un trago y volvían:
_ Vamos! pégame aquí pégame! Ya verás…
_no! Que te vooooy a pegar….
Los otros, sentados en los escalones que llevaban a casa de mi vecino, miraban y reían con expresión boba, besaban la botella y meneaban la cabeza.

Y se volvía a escuchar:
 _ pégame aquí pégame! Veeerás…
_no! Que te vooooy a pegar…
Mis hijos llegaron y se detuvieron a mirar.
De pronto el que no quería pegar, cerró su puño y lo estampó en la cara de quien lo provocaba, éste se tambaleó y, trastabillando, casi se cae sobre los observadores, uno de los que estaban sentados lo ayudó a incorporarse.
Balanceando los brazos tomó la botella caída y volvió a decir:
 _ ¡pégame aquí! ¡Pégame! Veeerás…
_ ¡pero si ya te pegué!

_ ¡Ahhh!  ¡Ta’ bien pues!

lunes, 27 de julio de 2015

VENTANA COMPLEJA

Es difícil entenderse una misma… ¿cómo, entonces, entender a los demás?
Por años he tratado de vivir con sencillez y ser lo más simple posible, pero en un momento dado miramos alrededor y nos damos cuenta que ni siquiera sentimos en forma directa y simple.
Pongamos, por ejemplo, que tememos a algo o a alguien y, de pronto, nos damos cuenta que no hay que tener miedo a nada… que alegría nos llega, aunque no se nos fue, todavía, el desasosiego del cuerpo. Las dos sensaciones, miedo y alegría, se mezclan.
O, sentimos rabia por alguna situación y no quisiéramos sentir así, porque –por ejemplo- hay una persona amada en esa historia… entonces, mezclada a la rabia nos llega la tristeza. Pensamos que mejor es alejarnos, tenemos miedo de dañar o de que nos dañen… y, a la vez, sabemos que esa evitación también hace daño a quien está implicado/a y llega la culpa…
Complicadas son las vicisitudes… más de lo que deseamos.
Claro que, a veces, no se complican para mal. Hay cosas que más que complicadas son complejas y quedan bonitas, en el arte por ejemplo.
Casa Batllo por Albert Tan

Los collages suelen ser hermosos, las creaciones de Gaudi son maravillosas… como muestra esta ventana… aunque hay tantas bellezas arquitectónicas en una ciudad compleja como es Barcelona, una ciudad que siendo española no se sabe por cuánto tiempo, pues quiere ser independiente, aunque... bueno que lo explique otro porque, para mí, es muy complicado

miércoles, 15 de julio de 2015

VENTANAS ITALIANAS

VENTANA hacia VENECIA
Era un hombre común, la vida le dio familia, un cuerpo fuerte, alto, la amabilidad heredada, una casa con cama propia.
Imagen de la red (tren en Italia-)
Tenía derecho a sus sonrisas, a la camisa, el pantalón y un billete de segunda hacia Venecia.
Peinaba canas respetables que se revoloteaban infantilmente, como infantiles eran sus miradas a través de la ventana de un tren de Italia.
Monik


                                                      Ventana de Italia
Cuando apagas tu mirada se secan las flores en tu ventana.
Monik.

D.R. 2015 Italia

Tomada en Italia, 2015, por M. Ivulich

Foto tomada por M. Ivulich, Italia 2015

lunes, 6 de julio de 2015

Ventana a un Escapada

Volver de vacaciones es más difícil que irse. Así que me tomé un tiempo antes de reiniciar mis escritos. Algunas frases, preparar y terminar trabajos dejados a medias, descargar fotos y reorganizar mi cerebro fue todo lo que hice por dos semanas.
Pero ya me llaman mis ventanas curiosas para que cuente mi última aventura.
Cortijo en Turre, 2015
Andalucía es una España peculiar. Menos sofisticada que el norte español, pero más alegre, cordial y hospitalaria. Y allí, precisamente, fue donde estuve.
La idea de hacer Escapadas viene de años atrás, primero pensé en que fueran para escritores. Luego quisieron venir amistades que no escribían pero cantaban o pintaban, etc. Así fue que quedó abierta a todas las ramas del arte y la cultura, la llamé Escapada Creativa.
Alguien me preguntó si valía la pena meterme en estos líos. Porque siempre hay problemas cuando se trata de grupos (alguien se enferma, otro se arrepiente, aquella decide venir a último momento…). Es cierto que hay contrariedades, que hay sorpresas… pero la vida es así… o te encierras a ver TV y no vives. Siempre consideraré la vida como una aventura.
Cortijo en Turre, 2015
Y allí llegamos: Almería. Debo decir que sin ser la ciudad más bella que conozco, es una de las que me hace sentir más cómoda y alegre. Pero no fui la única en sentirse bien. Mis compañeras de viaje tenían un humor envidiable. Tanto es así que una señora que viajaba en nuestro avión nos preguntó si siempre reíamos tanto. Y todo el tiempo fue igual, aun después de separarnos.
Desde Almería Aeropuerto nos fuimos a la bella y arábica Mojacar. De allí a Turre, al cortijo rural de María que nos recibió con su acostumbrada calidez y nos alojó en habitaciones coloridas, frescas y cómodas, hasta nos dio una sala para reuniones donde desarrollar nuestras actividades.
Cortijo, Turre, 2015
A la hora de ponernos a trabajar, no podíamos concentrarnos. Los cantos, la risa y la carcajada borboteaban por la sala. Pero si, pudimos hacer algunas poesías y tomar notas para otros escritos.
La excelente comida y atención de María, Alfonso y Cloe fue otro motivo de felicidad, junto con la paz y la belleza del lugar.
En mi ventana de la memoria hay mucho agradecimiento por estos días de Escapada y será un recuerdo de esos que quedan indelebles en mentes y corazones de quienes lo compartieron.
Noche de San Juan, Aguadulce
Debo detallar que terminado el finde, pasamos por Playa Las Negras y, de allí, fuimos a Aguadulce y tuvimos otros días… y noches, incluida la de San Juan, de maravilla! Ay ventana escurridiza… con sólo abrirte, mi pecho se enternece y se llena de júbilo.

Es que una ventana a la Escapada no es cosa de todos los días… ¡ay! si mi ventana hablara…

domingo, 28 de junio de 2015

Ventana testigo (de nuestra “Escapada Creativa”)


Cuando estoy en un lugar donde me siento bien, física y mentalmente, es como que la armonía es tal que se expande y se irradia por las ventanas. Trato de aferrar esas risas compartidas, los cantos que se elevaron por los aires, las miradas cómplices y las exclamaciones de placer surgidas durante las comidas… el paisaje agreste y hospitalario a la vez… una combinación de algarabía que nos retrotrae a la infancia espiritualmente.
Tomada en el cortijo El Nacimiento, Turre, Almeria.
Nos reunimos para “escapar” de obligaciones y rutinas, para crear poesía o lo que nos surgiera, para entablar y afianzar amistades. Y, esta ventana, es testigo que todo se cumplió con creces. Volvimos con energía renovada, pero nunca olvidaremos estos breves días que queremos repetir.
Esta ventana nos vio comer, reír, recitar, cantar, abrazarnos… despedirnos… ¡hasta pronto!