Hoy la misión posible de cocinar le tocó a Zarah, la peque de 5 recién llegados. Sus manitas tan chiquitas y regordetas, cortando vegetales y diciendo: - “es muy duro...” (It’s too hard)
Me miraba de reojo pidiendo ayuda o preguntaba: “¿para qué es esto?
Corte un ají en rebanadas y le pedí que batiera huevos, me dijo que sabía cascarlos y abrirlos, que en la escuela le enseñaron. ¡Glup!
Cuando puse las rodajas de ají en la sartén y –dentro de los círculos de ají- los huevos... sus ojazos azules se abrieron de tal manera que parecían Astros iluminando la cocina.
Los trozos de verdura sirvieron para un plato multicolor que alegraba la mesa y ella, peque regordeta, muy orgullosa explicando cómo hacia cada cosa. Y recibió su aplauso como las otras, claro.
A mi ventana llegan problemas de amigas (que están lejos), de salud, de
dinero, de amor, de... tantas cosas... Escucho, opino lo menos que puedo,
pregunto si tiene sentido hago un
comentario breve.
Al caer la noche tejo un enrejado con mis buenos deseos, con bendiciones y
el amor que les profeso incondicionalmente... esperando las cubra como un manto
protector, que les de energía liberadora… sabiendo que no soy omnipotente,
intento donar mi granito de arena. El Universo hará el resto, yo me desapego de
cualquier resultado pues ninguno está en mis manos, después que hago el
esfuerzo necesario en el sentido que sea.
Les dejo mis deseos de descanso y de
¡MUY BUENAS NOCHES!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario