Me dormí como a las 3 am,
mi hijo demandó mi atención y no pude evitarlo… a veces lo veo, cabello muy
corto… grandote, llegando a sus 40, padre amoroso y responsable de cuatro
hijos, dos carreras y… aun un nene… lo recuerdo con su flequillo largo,
delgadito, casi frágil y, creciendo, fue haciéndose compañero, buena persona…
quien lo ve lo ama. No necesito decirlo: estoy orgullosa de él.
Y el de mí. Ayer vimos
publicado un artículo sobre mi organización en Viena y se alegro conmigo.
Mis hijos son mi meta
cumplida, mis nietos: el premio a mi esfuerzo.
Uds., mis lectores amigos,
son el sol diario en mi ventana de amistad.
Abrazo y ¡seguimos ventaneando!
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