Estoy viendo anochecer por
mi ventana... mis piernas se quejan por dejarlas entumecer... un día de trabajo
duro y fructifico en mi funciones culturales, me hace sentir bien,
satisfecha... miraré ahora como termina de bajar el sol, que se ve tan
despejado y en paz.
El muchacho de la casa de
enfrente –por fin- ha dejado de aporrear el piano, el otro de hacer picar la
pelota de básquet... mis nietos duermen y por ser el cumpleaños de mi nuera los
padres están felices y comiendo torta... tendré que unirme al festejo, la última
parte, por un ratito... Fueron a comer a un restaurant de Heildeberg y yo me
quede esperándolos mientras trabajaba en el Certamen literario para ordenar los
trabajos para el jurado.
¡Qué bello está el cielo!
se puede escuchar como agradecen las aves un atardecer cadencioso.
Tengan BUENAS TARDES los
de allá y empiecen a pensar en BUENAS NOCHES los de este lado... abrazos.
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