Al oscurecerse el día, uno tiende a hacer un recuento de lo hecho... no me
ha quedado nada sin hacer y he tenido variedad de actividades: estar con los
nenes de mi hijo, hablar con amigas, colaborar en el nuevo evento LAIA, con el
Certamen, escribir y reescribir, aumentar el blog literario, transpirar
mucho... hace calor, cuando el balance viene con tranquilidad, sin pendientes y
con sonrisas... yo considero que estoy en PAZ y así me quiero dormir.
Así quiero despedirme del mundo, ¡noooo
todavía! pero así, con el equilibrio de mis sentimientos y mis tareas
cumplidas...
Claro que si hay una buena noticia,
aunque no sea personal, algo bueno le pasa a alguien querido, algo que da ganas
de festejar y reír y la felicidad te colma... eso es llegar a un Paraíso: ese
sentimiento compartido que se parece a una fiesta, a tocar el cielo con las
manos... entonces me alegro de terminar la jornada porque mañana no será solo
un buen día, será el día en que me despierte con esperanza renovada y cada cosa
que haga tendrá este color de amor incondicional que da paz y felicidad.
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