lunes, 30 de diciembre de 2013

Fiestas de fin de año en mi ventana

 Las fiestas de fin de año se suceden una tras otra, y los niños disfrutan de los días sin escuela, los dulces, los juguetes, las visitas, adornos, luces… y luego todo vuelve a recomenzar, con pereza y alegría de lo acaecido.
Los adornos se guardan, las luces se apagan y los árboles si son naturales se van a la basura… a veces esos árboles salen del bosque y se les ha cortado (el fruto del acebo) un recurso alimenticio para los animalitos, cada vez más escaso. 
de la red
El siguiente problema: cuando hay que deshacerse de ellos… es bueno buscar un servicio de recogida adecuado, pero muchas veces los vemos inundando las calzadas sin control.
Además: hoy en día es fácil escoger bombillas de bajo consumo, no solo por la economía individual, sino por ese ya harto conocido: factor ecológico, y la conciencia con la que deberíamos educar a los niños. Claro que ese cuidado se contradice con el de la mayoría de los gobiernos que gastan en luces sin ninguna restricción ni normativa al respecto.
Baste con ver los contenedores de basura para darse cuenta del desperdicio de papel, comida y adornos que hacemos año tras año.
Es una fiesta de inmenso gasto, la mayoría de las veces, un gasto inútil, desaforado e impensado, porque si lo pensáramos un poco no le daríamos más de 5 muñecas a una nena, no adornaríamos los regalos con tanto papel inútil, compraríamos a los artesanos de la zona y no a las multinacionales, haríamos regalos nosotros mismos o regalaríamos alguna actividad útil: montar a caballo, curso de natación o idioma… un paseo todos juntos, etc…
A este paso no podemos culpar a los gobiernos ni de crisis ni de hambre mundial ni de calentamiento global, está en cada uno de nosotros, es nuestra responsabilidad.
Si tuviéramos la sabiduría de actuar lógicamente nada de eso se pondría en marcha y no le haríamos el juego a quienes nos sojuzgan envenenando nuestra comida, agua, etc… la ilusión de los pequeños se llena de nuestra frustración y no le favorecemos con valores ni con real contento, como es el amor en un abrazo, la alegría de una fruta compartida mientras les contamos historias familiares… la enseñanza diaria mientras cocinamos en casa…
de la red
Estas vacaciones por las fiestas de Fin de Año deberían aprovecharse para estrechar lazos familiares, repasar fotos o videos antiguos… no para darles miles de juegos que no aprecian, los alejan de su familia y que visitan la basura prontamente.
Los mayores estamos aprendiendo, actuemos en consecuencia o deberemos atenernos a ellas.
 Que el Nuevo Año nos traiga sabiduría en la forma de festejar y relacionarnos con quienes nos miran desde su altura para imitarnos prontamente.
Sabiduría, salud, armonía… es el mejor regalo que podemos dar a esos seres pequeñitos que nos siguen y respetan como para imitarnos. También para nosotros, los que nos autodenominamos “adultos”.

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