martes, 1 de abril de 2014

BIBI en la ventana



La historia que voy a contar es real y aconteció hace apenas dos días. Pero para que se entienda debo empezar desde su origen hace más de siete años, cuando nacieron mis nietas mellizas.
Las nenas eran mellizas no idénticas. El realidad no se parecían en nada, las nombrare por sus iniciales para acortar: R parecía enorme al lado de su hermana N. N era activa y en el vientre le daba empujones a su hermana para que la dejara tener su propio espacio.
En el hospital recibieron muchos regalos, de los cuales sobreviven, especialmente, una mantita y un teddy bear al que N llamó Bibi. Claro que era uno para cada una, pero R no les dio importancia. En cambio, N no podía dormir si no tenía su manta y su oso cerca. La manta denota el paso de sus manitos porque esta toda deshilachada, pero no hay como cambiársela ni hacerle desistir de ella, aunque sea verano, aunque no la cubra, la pone a un costado y la aprieta, la acaricia, la raspa con los dedos. Bibi va a todos lados con ella, ve televisión, juega con sus amigas, etc. Incluso cuando comenzó el jardín debía ir con ella, pero como se lo olvidara dos veces y fue un escándalo, aceptó que lo dejaba en casa pero la íbamos a buscar oso en mano.
Una vez que se le perdió, en la casa, fue tal el alboroto por días, que le envié uno nuevo de NY a Oxford, diciéndole que era el hermano que iba a su rescate. Siempre lo creyó pues una semana después cuando llegó el nuevo oso, encontraron el auténtico Bibi. Entonces le regalo el nuevo a Z, la hermana menor.
Demás está decir que Bibi forma parte de nuestras vidas y que los padres han tenido que vérselas el día que Bibi faltaba por alguna razón. Cuando ya no da más de sucio tengo que convencerla y, a regañadientes  y con la promesa de secarlo en el mismo día, me permite lavar a Bibi y a su colchita.
Entendiendo esto, va la historia: El lunes pasado se fueron de excusión por 5 días con la escuela. Ella –N- no es afecta a separarse de los padres, pero aceptó porque todas las compañeras, y su hermana, irían a ese campamento de la escuela. Ya parados en la vereda frente a la escuela y esperando que den la orden  para subir al bus, N hacia esfuerzos para no dejar escapar las lágrimas. En ese momento, mami se dio cuenta de que algo faltaba: Bibi.
Se acercó a papi y le dijo que iría a buscarlo o tendrían problemas en el campamento. Papi torció la boca y dijo que seguramente N había crecido y ya no hacía falta, mami insistió y entonces papi dijo que hablaría con N y ya solucionaría todo, así, se acercó al oído de N para contarle… y –desde atrás del grupo- mami escuchó un grito inconfundible:
¡Bibiiiiiii!!!!!!
Papi tenía los ojos girando como grandes bolas. Y, corriendo, dijo al pasar: -lo voy a buscar!
Cuando papi subió al auto vio que los niños le impedían el paso, mami estaba nerviosa y decía oh Dios! Entonces una de las madres preguntó lo que pasaba y –en francés- les gritó a las otras madres que hicieron un cordón sosteniendo los niños en fila para que el auto pudiera pasar… primero despacio y, una vez que dejó los niños atrás, raudamente a casa…
Puedo imaginar la agitación con que bajo del auto, dejándolo encendido, subió las escaleras y diviso triunfalmente a Bibi… mientras tanto los niños subieron al bus y el chofer esperaba pacientemente mientras N lloriqueaba en la ventanilla del bus, hasta que escuchó la bocina del padre quien bajo del auto, mami corrió mientras le dijo a Z, la más pequeña, que se quede sin moverse, esta no entiende y se cruza llorando… mami le grita que vuelva, le hace señas al padre, él le pasó -como en futbol americano- el osito a mami… que corre Bibi en mano a socorrer a Z, y en un pase magistral se lo alcanza a N que salta de alegría y aprieta a su teddy bear y les regalaba su mejor sonrisa a los padres…mientras el bus arranca y se pierde en la ruta.
Aún quedaba para los padres más carrera, dejar a Z en el jardín de infantes, próximo a cerrar, y alcanzar el tren para que papi no llegara tarde al trabajo… se logró y hoy nos sirve para reírnos de ‘otra’ aventura  de Bibi y N, que tienen la misma edad y siguen fieles uno al otro.

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