Hacer
maletas no siempre es despedirse, ni es desplazarse solo en el espacio… a veces
no se necesita ni pasaporte ni billete… hacer maletas puede ser un arribo a tu corazón.
Hacer
maletas es una actividad usual en tiempos actuales. Lo increíble es cuando en
esa maleta no tiene cabida tu pasado y solo dejas espacio a tu futuro.
Hoy he
decidido empaquetar todo lo que me impide avanzar hacia mí misma, hacia el ser
que late en mi interior y quiere salir a gritar su existencia.
Tanto
hablar de “Libertad’’ y hay partes de nosotros que no hemos liberado.
Así que:
a hacer un paquetito con las trabas que quedan y volver a cambiar el personaje.
Lo cambie tantas veces, como cuando cambie de país, lengua, gente, costumbres…
No tengo
las piernas de antaño, debo caminar lento, pero segura. Mi fachada exterior no
es igual tampoco, pero mi interior tiene mucho que dar… El destino final está aguardando.
En
mi ventana hay reflejos de lo aprendido y se perfila la serenidad de plenitud.
La abriré con emoción y tino, sin miedo y con templanza. Con el convencimiento
de que aún hay muchas sorpresas y que la vida es absolutamente hermosa…
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