lunes, 3 de marzo de 2014

Entusiasmo embalado



Estoy mirando el techo... creando una ventana al mundo... mi valija reposa en el piso, está casi lista…
Cuando termino de hacer mi maleta, me doy cuenta que la alegría de viajar es poca. Como si toda esa expectación se guardara con esas pocas pertenencias con las que me muevo de país a otro. Quien me ve llegar con mi equipaje de mano, sonríen diciéndome: eres muy práctica. Mi hija me dice: - “ya estás como una profesional del turismo.”
Así estoy hoy, con ese entusiasmo embalado y las dudas de siempre: “¿me olvidaré algo?” Y la respuesta acostumbrada: “bueno, me lo compro o paso sin lo que me haya olvidado.”
Mañana voy a estar con mi hijo antes que se vaya por un año.
Estoy contenta por ir a verlo, por reencontrar a mis nietos y triste por la separación forzosa. Porque se va a zona de riesgo (Bagdad) aunque sea una misión diplomática.
Qué vida tan rara… cuando uno piensa que las piezas están próximas a acomodarse, algo tira el castillo de arena, demostrando que la realidad no existe y que ‘las fuerzas’ nos dirigen como si fuéramos plumas al viento.
No sé qué viento me lleva a Italia… como obediente pluma ahí voy.
Tal vez, tengo un viento en la ventana de mi cerebro y me alborota el humor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario