jueves, 19 de junio de 2014

Ventana portatil



Pues mis ventanas se han tenido que hacer portátiles… ¿qué más? Porque si no se mueven no me encuentran, jeje, una viajera empedernida cambia de ventanas continuamente… eso es bueno de alguna forma… conocer, entender diferentes formas de actuar, expresarse, etc.
A menudo me cuestiono este ir y venir. Ya descarté la teoría del escapismo, no tengo de que escapar. Me siento bien donde esté y con quien esté.  Sé, hace tiempo que solo yo puedo hacerme feliz. Lo demás viene por lógica y para compartir mi alegría de vivir.
Creo que más que escapismo es ‘encontrismo’ una palabra que acabo de inventar… pero, es real que en mis viajes encuentro trozos de mi misma, trozos que puedo haber dejado en otras vidas, que he olvidado o no atendido profundamente en esta vida que quiero vivir intensamente.
Imagen de la red
He llegado a un punto que trato de convertirme en mi propia ventana, o sea, ser observadora imparcial, objetiva, de lo que pasa frente a mi o por mi interior… no es fácil, es que amarse a sí mismo sin sufrir la intervención del ego, es difícil. Amar nuestras debilidades, reconocerlas y comprenderlas, ¡que trabajo!
Así es que empiezo a dejar esta pasión por los viajes y a viajar por mi propio yo, un viaje con amor y eligiendo la compañía cuidadosamente, es un viaje selectivo que encaro con alegría.  Esto no quiere decir que abandone los aviones, no. Sino que priorizo mi intención de introspección y exploración interna a las otras.
Ser una ventana es una experiencia única que no preveía al iniciar esta serie de escritos sobre ventanas diferentes y me parece una conclusión alucinante, bella… seré una ventana amorosa, sin condiciones, me fascina esta posibilidad.
Nos vemos en mi próxima ventana. Sin compromisos. Sin ataduras. Con mucho amor del bueno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario