viernes, 6 de junio de 2014

Ventana nueva

Cuando abro una nueva ventana es porque quiero ver algo nuevo… pero podría no ser así, podría ver siempre lo mismo… podría no estar preparada para cambios. Los cambios implican dejar viejas rutinas en las que hundo mis sueños.

El asunto es ¿qué cambios quiero ver, qué cambios quiero tener en mi vida, hacia donde y por qué cambiar? Mi respuesta es básica y elemental: quiero avanzar por y hacia el amor. Hablo del amor a la vida, a la familia, amigos, mundo, a un ser particular…

A veces la gente cree que para amar deben sufrir y no es así, eso es una contradicción: para amar debo amar.

Lo que sucede es que si quiero cambiar y quiero amar, debo soltar lo que es viejo en mi vida y que no me hace bien… ese apego a lo conocido es lo que me duele dejar.

Imagen de la red
El amor es algo que nace conmigo, viene asociado a esa fuerza interna que me hizo crecer, superar obstáculos, enfrentarme a los retos diarios, avanzar a nuevas posibilidades, relacionarme con gente.

Pero también, debo tener claro qué es lo que quiero ver en mi ventana, qué quiero lograr y qué hay en mí que impide ver eso que quiero lograr, qué emociones negativas soltaré para poder cambiar. Porque debo de reconocer que esa forma no es mi identidad. Muchas veces nos es más fácil hablar de nuestras negatividades, de lo que no puedo hacer que decir nuestras capacidades y virtudes, esas que podría usar en mi vida para mi beneficio y de quien me rodea. Esas con las que nací y que fui olvidando…

Es cierto que la vida nos golpea duro muchas veces, pero es nuestra responsabilidad levantarnos y abrir la ventana que nos haga felices, recuperar el poder mediante esas características positivas que fueron pisoteadas pero que, recicladas, maduradas, puedo volver a usar…

Lo que realmente necesito es tener atención hacia donde voy, así como conduzco mi automóvil puedo manejar mi forma de ser en el mundo… el GPS íntimo de mi vida está unido a mi inteligencia y a mi amor, debo encenderlo mediante la conciencia, cuando quiero dejar esos hábitos que me hacen fracasar el intento de abrir la nueva ventana que me haga feliz.

Quiero respirar nuevos aires… abro mi nueva ventana… o, mejor, ¡mi balcón renovado! Allí también tú puedes disfrutar. ¡Ven!

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