viernes, 24 de enero de 2014

Ventana despojada




Me han enseñado, hace años, que nada es mío. Todo lo que me rodea no es parte de mí ni de mis pertenencias.
Todo lo que me llega debo administrarlo con amor incondicional para beneficio de la familia humana, para bien del planeta. Es una práctica constante y consciente, a fin de lograr un poco de este fin.
Cuando algo no me hace feliz deberé dejarlo y acometer otro terreno, actividad o grupo.
Todo esto me ha hecho una persona de carácter sensible y despojado, como muchos. Alguien que se esfuerza al máximo por lo que cree y cuando crecen obstáculos trata de no adherirme a ellos sino fluir hacia donde me lleve la corriente.
No seré quien se aleje al primer contratiempo, pero sí quien tenga límites responsables.
Haré de las situaciones difíciles mis maestras y mis parámetros. Mediré mis fuerzas cada vez que tenga que hacerlo, pero si la situación se torna insostenible y me lleva a respuestas indignas, sabré que es hora de retirarme.
En una discusión, no obstante me crea con razón, no perderé el norte de ser digna y razonable. Aunque pierda la disputa.
La nobleza me inclinará a dar razón a quien no la tiene para conservar la calma y la felicidad de reconocerme en el espejo.

Por lo demás, me siento libre de ser quien soy, no necesito declararme como tal, ni enarbolar banderas incomprensibles para mentes que no se abren. La libertad está en mi sangre, mi espíritu y mi mente. Ejercerla es mi opción en cada situación.
Para liberarme solo necesito reconocer, respetar mis miedos y dejarlos ir. Respetar a quienes me rodean. Respetarme a mí misma y responsabilizarme por mis pensamientos, sentimientos y actuar en consecuencia.
Respetaré mi fin de semana descansando lo más que pueda después de una semana pesada, trabajada y que se termina hoy cerrando mi ventana y deseándoles un buen descanso!

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