Ayer
partieron las nenas y sus padres, no les importó levantarse temprano, estaban excitadas:
van una semana a la montaña. Aprenderán a esquiar. El abuelo paterno invitó a
todos los nietos con motivo del cumpleaños de su esposa y él mismo.
Creo
que no debe haber muchas personas que tengan los cuatro abuelos acuarianos. Es lo
que les pasa a mis nietas.
El
caso es que estoy casi sola, con la perra y la gata.
¡Oh…!
soledad… que maravilla de silencio, no se mueve más que las hojas secas de los árboles.
El
virus que me tenía tan molesta empieza a ceder y el sol ¡brilla!
Mi
hijastro se fue contento, es una de esas relaciones que no se puede explicar,
no nos comunicamos nunca por e-mail o face, pero, al vernos –a pesar de las
canas y los cambios físicos- seguimos con la comunicación fluida y el amor
igual de fresco.
Me dolió
separarme de él cuándo me fui de Buenos Aires. Ahora me preguntó el por qué de
mi partida. Tal vez lo necesitábamos los dos.
La próxima
semana volverán las nenas y luego llegará mi amiga y su niño, será una semana
feliz y de mucha conversación.
Así
que pondré a volar mi imaginación y retornaré a mi personaje imaginado, página
a página… seré irresponsable y me olvidaré de todo lo que ‘debo’ hacer, tendré
un domingo de siete días… empezando con un baño de inmersión, velas y música relajante…
¡Feliz
domingo!!!
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