domingo, 9 de febrero de 2014

Ventana voladora!




Ayer partieron las nenas y sus padres, no les importó levantarse temprano, estaban excitadas: van una semana a la montaña. Aprenderán a esquiar. El abuelo paterno invitó a todos los nietos con motivo del cumpleaños de su esposa y él mismo.

Creo que no debe haber muchas personas que tengan los cuatro abuelos acuarianos. Es lo que les pasa a mis nietas.

El caso es que estoy casi sola, con la perra y la gata.

¡Oh…! soledad… que maravilla de silencio, no se mueve más que las hojas secas de los árboles.

El virus que me tenía tan molesta empieza a ceder y el sol ¡brilla!



Mi hijastro se fue contento, es una de esas relaciones que no se puede explicar, no nos comunicamos nunca por e-mail o face, pero, al vernos –a pesar de las canas y los cambios físicos- seguimos con la comunicación fluida y el amor igual de fresco.

Me dolió separarme de él cuándo me fui de Buenos Aires. Ahora me preguntó el por qué de mi partida. Tal vez lo necesitábamos los dos.



El caso es que estoy tranquila, me pondré a trabajar en mi novela, tantas veces relegada.

La próxima semana volverán las nenas y luego llegará mi amiga y su niño, será una semana feliz y de mucha conversación.

Así que pondré a volar mi imaginación y retornaré a mi personaje imaginado, página a página… seré irresponsable y me olvidaré de todo lo que ‘debo’ hacer, tendré un domingo de siete días… empezando con un baño de inmersión, velas y música relajante…

¡Feliz domingo!!!


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