lunes, 25 de agosto de 2014

Ventana sin nombrarte

Imagen de la red

No voy a nombrarte como cada año, no diré tu nombre que es el nombre de mi herida abierta.

No habrá cicatriz capaz de cubrir este dolor ni nadie que me abrace lo suficiente para dejar de sentirte cerca.

No habrá nombre para el sufrimiento que me atenaza. No habrá ojos que miren con tu inocencia.

Tu ternura se ha disipado en el viento que se llena de lamentos y no hay ninguna caricia que cierre la herida.

No he de llamarte por tu nombre, ése que ya no lo llevas, es un nombre vacío.

No he de nombrar el vacío que llenabas de dulzura y ni la reminiscencia de tu voz.

No hay nadie que pueda nombrarte sin traer dolor a mi recuerdo y sin encauzar la tristeza de mi historia.

No hay cicatriz, no hay nombre, solo este tajo abierto como ventana al abismo… que supura tu recuerdo y me lleva a otra época.


Los girasoles se abrirán por tu memoria y otro año pasará, con tu mirada a un costado de la ausencia.

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