martes, 22 de marzo de 2016

Disimilitud en ventanas napolitanas

Las vi al pasar y me llamaron la atención y, con esto, no digo que me gustaron. Es que me sorprendieron por estar tan juntas y ser tan diferentes. En el mismo edificio, aunque no sé si la vivienda pertenece a una misma familia, me pone delante una pequeña reflexión basada en elucubraciones arbitrarias.
Si, que mi imaginación se disparó. ¿para qué complicar lo obvio?
Allí están y allí estarán hasta que el tiempo lo diga: ventanas disímiles.
¿Por qué colocar esas rejas tan diferentes? Suponiendo que pertenecen a la misma familia… tal vez colocaron una y, más tarde, al querer poner la otra no encontraron el mismo modelo. Si son de familias diferentes, quizás compitieron en quien ponía la más bonita. O tienen distinto criterio.
Tomada en Nápoles, 2016
Y ¿Cómo se llevan entre ellas? Por fuerza tienen que verse, relacionarse, sentirse a diario… ¿se mirarán con recelo, comparándose? O ¿es que las ventanas de Nápoles, ciudad de reyes, son orgullosas y no les interesa qué se diga de ellas?
Seguí paseando por calles napolitanas y no encontré tal disimilitud en ninguna otra ventana. ¿Sería mi imaginación? No, estaban en la fotografía que tomé al pasar. Volví a mirarlas una y otra vez.
No vi ningún crimen ni delito en que el arquitecto decidiera tal desemejanza… sólo necesitaba dilucidar esta incógnita y, dado que mi imaginación solo enredaba la realidad acudí a mi insulsa sensatez.  

Es una pena que mi pensamiento lógico derrumbara mis cavilaciones, mi fantasía alborotada, trayendo una solución analíticamente razonable: al estar tan cerca y en ángulo de 90 grados, no entran dos rejas abultadas o bien necesitan que, una de ellas, se abra por seguridad. Fin de mi novelería “ventanuzca” … una simple solución práctica y aburrida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario