jueves, 14 de julio de 2016

Champs Elysées en mi ventana

Cada vez que voy a París me enamoro de la ciudad, una y otra vez. Creo que por eso no voy más a menudo, para evitar sobrecargarme, para deleitarme de a poco, descubrir nuevos lugarcitos, respirar sus olores y tomar sus colores en mi retina y mi lado estético del espíritu. La tengo a 20 min. por tren, pero voy cada tanto.
Ayer fue uno de esos días y para hacer mis trámites; que ser leona de dos mundos lleva sus trabajos, en fin.  J
Imagen de la red

El caso es que acomodé mi humor para esperar, para tratar con gente de plástico, robótica y salí temprano. Después de llegar en bus a la primer misión quise disfrutar de este medio de transporte el resto del día por lo que eliminé de mi mente los metros (subterráneos). Mi yerno me ayudó con los itinerarios y el clima soleado, fresco, presagiaba lo mejor.

Me encantó el paseo. Antes de la segunda cita tenía tiempo de sobra por lo que paseé frente a L´Opera área que me fascina y, cuando empezaba a tener hambre, apareció una pizzería americana, que es de la mejor en Francia (para mi) y allí fui. (Yammi o sea: riiiica).

La segunda cita fue más larga y un tanto estresante, súmese a esto que, mientras comía, llovió y quedó cierta humedad que uno absorbe en la piel y por la ropa para luego entrar en un recinto con poderoso aire acondicionado y sentir que se enfría de más… conclusión dolor de espalda para mí.

Aun así, al finalizar el tedioso trámite (hacer firmar al notario unos papeles que nunca terminaban de estar como le parecía que debían ser presentados) salí cansada y algo molesta, pero había cumplido la misión y quería caminar un poco por Champs Elysées. Pensé que recordar a Zaz era simpático y ayudaba a mejorar mi humor… y así fue.  (https://youtu.be/ObeDLFcceJ0)
Imagen de la red


Por toda consecuencia: una pastilla para el dolor y descanso recomendado. Oh París! Olalá… París bien vale un dolorsito…

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