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Foto de Ceci Rodríguez |
Para que me entiendan debo
comentar lo que me estaba ocurriendo desde hace un tiempo atrás.
Una de mis mejores amigas de Buenos Aires dejó su cuerpo en diciembre del año pasado. Por esta razón la he estado recordando y sintiendo saudades especiales desde hace semanas (¿Por qué al cumplirse el año de desaparición nos duele más que en meses anteriores? No sé, pero, me ha pasado en muchas ocasiones).
El caso es que -además- cumpliría
años el 4 de enero. Entonces mi cuerpo reacciona a esta seguidilla de festejos,
todos con un vino que ella apreciaba y cuyas iniciales son: S.F. (no haré
propaganda) y champagne o cava (el bodeguero de la esquina -gallego- lo traía
cada año, el mismo que mi amiga de Barna me invitara el año pasado).
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Foto de Ceci Rodríguez |
Por lo tanto, estas fechas
tienen un regusto especial (en cuanto a alcohol se refiere).
La anécdota llega junto a
una ventana, la que Ceci me envía desde Bs As… sin que ella sospechara lo que
gatilló hoy -fin de año- con esta foto de la ventana que vio en Mendoza y
capturó pensando en mí…
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Foto de Ceci Rodríguez |
No sólo es una hermosa ventana de un museo del vino maravilloso, sino que es del dueño de la bodega que fabricaba y envasaba ese vino especial en una época especial compartido con una persona muy especial en mi vida.
De hecho ¡despedí mi
ciudad bebiendo ese vino!
Ay Ceci, que acierto el
tuyo… cuanta sensibilidad! sinceramente, creo que mi amiga me envía un mensaje a través de tu cámara
y tu intención. No tienes idea lo bien que me ha hecho tu gesto y tu ventana,
cuánto te lo agradezco.
¡Brindo por la amistad y
por las ventanas que nos unen!
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Foto de Ceci Rodríguez |
Me dijo Ceci: allí nació la costumbre de comer doce uvas