A veces miramos de frente una ventana y nos sentimos algo
tristes, otras no…
Y da que pensar cuando “esa” ventana nos devuelve la imagen
propia, sea fiel o distorsionada, es una figura que nos retrata o donde
proyectamos nuestra impresión de nosotros mismos…
Cómo vemos a la ventana en cuestión, es cómo nos vemos.
Pintamos, adornamos y arreglamos esa ventana, pero nunca
estamos conformes… o tal vez fue un estado de ánimo pasajero cuando nos vimos
más viejos, feos, sin … ¿Qué deberíamos tener para agradarnos?
Ensayemos la sonrisa diaria, ser amables con nosotros mismos,
ser generosos y darnos aquel gustito… actuemos como lo hacemos cuando queremos
conquistar a alguien… si, hasta escribamos cartas, notas a “Mí mismo-a”, compremos
flores para adornar nuestro cuarto… nuestra ventana… nada es poco para
agasajarnos.
Y, sobre todo, no nos faltemos el respeto, no digamos epítetos
en contra nuestra. Somos lo mejor que podemos ser, tenemos el físico que indica
los hijos que tuvimos o no, los seres que perdimos, las experiencias que nos
marcaron y nos configuran.
![]() |
imagen de la red |
La próxima vez que miremos de frente a nuestra ventana… veamos
cómo llega y se refleja la luz, puesto que lo más importante de esa ventana, y
de nosotros, es la luz… nunca (aunque esté nublado) dejemos de brillar…
Después de hacerlo, a no dudar, nuestra ventana y el reflejo
sobre ella será mucho más feliz…
No hay comentarios:
Publicar un comentario