Las fiestas de fin de año se
suceden una tras otra, y los niños disfrutan de los días sin escuela, los
dulces, los juguetes, las visitas, adornos, luces… y luego todo vuelve a
recomenzar, con pereza y alegría de lo acaecido.
Los adornos se guardan, las luces
se apagan y los árboles si son naturales se van a la basura… a veces esos
árboles salen del bosque y se les ha cortado (el fruto del acebo) un recurso
alimenticio para los animalitos, cada vez más escaso.
![]() |
de la red |
El siguiente problema: cuando hay
que deshacerse de ellos… es bueno buscar un servicio de recogida adecuado, pero
muchas veces los vemos inundando las calzadas sin control.
Además: hoy en día es fácil
escoger bombillas de bajo consumo, no solo por la economía individual, sino por
ese ya harto conocido: factor ecológico, y la conciencia con la que deberíamos
educar a los niños. Claro que ese cuidado se contradice con el de la mayoría de
los gobiernos que gastan en luces sin ninguna restricción ni normativa al
respecto.
Baste con ver los contenedores de
basura para darse cuenta del desperdicio de papel, comida y adornos que hacemos
año tras año.
Es una fiesta de inmenso gasto, la
mayoría de las veces, un gasto inútil, desaforado e impensado, porque si lo
pensáramos un poco no le daríamos más de 5 muñecas a una nena, no adornaríamos
los regalos con tanto papel inútil, compraríamos a los artesanos de la zona y
no a las multinacionales, haríamos regalos nosotros mismos o regalaríamos
alguna actividad útil: montar a caballo, curso de natación o idioma… un paseo
todos juntos, etc…
A este paso no podemos culpar a
los gobiernos ni de crisis ni de hambre mundial ni de calentamiento global,
está en cada uno de nosotros, es nuestra responsabilidad.
Si tuviéramos la sabiduría de
actuar lógicamente nada de eso se pondría en marcha y no le haríamos el juego a
quienes nos sojuzgan envenenando nuestra comida, agua, etc… la ilusión de los
pequeños se llena de nuestra frustración y no le favorecemos con valores ni con
real contento, como es el amor en un abrazo, la alegría de una fruta compartida
mientras les contamos historias familiares… la enseñanza diaria mientras
cocinamos en casa…
![]() |
de la red |
Estas vacaciones por las fiestas
de Fin de Año deberían aprovecharse para estrechar lazos familiares, repasar
fotos o videos antiguos… no para darles miles de juegos que no aprecian, los
alejan de su familia y que visitan la basura prontamente.
Los mayores estamos aprendiendo,
actuemos en consecuencia o deberemos atenernos a ellas.
Que el Nuevo Año nos traiga sabiduría en la
forma de festejar y relacionarnos con quienes nos miran desde su altura para
imitarnos prontamente.
Sabiduría, salud, armonía… es el
mejor regalo que podemos dar a esos seres pequeñitos que nos siguen y respetan
como para imitarnos. También para nosotros, los que nos autodenominamos “adultos”.