Esta mañana, al abrir la puerta para ir a
la escuela, las nenas no pudieron, ni quisieron reprimir su exclamación: -¡Wow…!
Había nevado apenas, pero bastaba para
cubrir los techos de los autos, el jardín estaba blanco y el aire frio.
No es frecuente que nieve en esta zona, pero
cuando sucede, el paisaje cambia y parece que la luz llegara desde el suelo
hacia los techos. Y en mi ventana, la nieve me hace reflexionar.
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Foto de la red |
Lo más hermoso es ver como a mis nietas les
hace ilusión ver cambiar el paisaje, como disfrutan de cada circunstancia. Son niñas
creativas y cada experiencia la incorporan a su chip de ganancia y disfrute.
Es por
lo que me apasiona estar con ellas mientras crecen, porque me recuerdan y me enseñan
como practicar la felicidad con cada detalle. Como ser tiernas sin reservas. Si
pudieran conservar esta frescura y donarla al mundo dando clases de sabiduría infantil,
el mundo sería mucho mejor.
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