Se va mermando la última luna llena del verano. Mi ventana
se oscurece de a poco y la energía estival comienza a menguarse.
Hemos de asumir tonos leonados en nuestro paisaje. Se irán
cayendo las hojas que se agitaban al viento regalándonos una melodía de
frescura y delicioso brío.
Los brillos de las flores en sus coloridos ramilletes tendrán
ocres y ambarinos, la sinfonía del naranja nos regalará un romántico bouquet de
sensaciones…
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Imagen de la red |
Los aromas cambiarán y se anunciarán las fechas de regalos y
de familias reunidas o recordadas.
El dorado otoño, romántico y melancólico, llegará a
visitarnos… descolgaremos soleras, guardaremos sombrillas y una caterva de
bufandas darán otro color a los paisajes.
La última luna llena del verano nos despide sin remedio y se
lleva la tibieza al otro hemisferio, donde su hermano sol la abrazará con fuerza
y la hará brillar, como hace
un corazón enamorado cuando se entrega.
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