¡Es un día
de sol radiante!!! Comencé con pesadillas diurnas, pero, ayer mis nietas
llegaron de su viaje con la escuela y quería compartir con ellas. Aparecieron
vestidas con las camisetas nuevas, riendo y contándome al mismo tiempo sus
aventuras para cazar una lagartija, las postales compradas y recuerdos traídos,
los paseos y anécdotas...
Si tenía
ganas de estar de humor pesado, se me fue diluyendo. De todas maneras, debía atender
a mi malestar. Sentía que alguien en quien depositara mi amistad, a quien di mi
tiempo y buenas intenciones, me reprochaba algo injustamente, como es exigir
una determinada acción o actitud cuando la amistad es incondicional por definición.
Al menos eso entiendo yo.
Me dolió,
porque -de persistir en esta actitud- iba a tener que soltar esa relación. Así
que se la dejé al Universo y le envié mi
amor ilimitado, sin condiciones ni cláusulas en letra pequeña.
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Imagen de la red |
Nos reímos
con mi hija y eso relaja bastante… así que me dediqué a mis tulipanes, a
escribir, a hablar con amigas de NY, mientras mis nietas fueron al parque a
patinar. Al volver, Z (de 5) corrió hasta donde yo estaba exclamando: “¡Abu! un
chico está enamorado de mi…” No hay caso, en mi mundo ¡el mal humor tiene patas
cortas!!
Abriré mi
ventana de tulipanes y, seguramente, todo se verá mejor con un nuevo día… como diría
la traviesa Scarlett O’Hara a través de Vivien Leigh (Lo que el viento se llevó)
“Después de todo, mañana será otro día.”
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