El sol irrumpió en mi ventana antes de las siete de la mañana,
tuve que cubrirme la cara para poder dormir hasta la ocho cuando los rayos
traspasaban mis mantas...
A esa hora todos dormían y una amiga ventanera me acompaño
el despertar con buenas noticias. Hasta que las niñas empezaron a cantar... ¡me
alegra tanto escucharlas! Entonces me fui a desayunar con ellas, con sus
sonrisas y su apetito de frutas y amor.
Después del baño quise continuar mi labor y terminar de
pintar el banco que me consagra como mala carpintera, pero ¡una entusiasta de
lo artesanal.
Imposible! ya a las diez de la mañana hace un calor que
derrite, los rayos de sol caen con una fuerza que dobla el espinazo!
Recordé lo que mi amiga Y. dijo: 'en NY hay alerta de
calor'. Y otra amiga, en Almería apenas si puede pasear o moverse por el
solazo...
Pues ¡nos llegó! Agotaremos el agua, jugo y tés refrescantes...
Volví a mi ventana portátil para encontrarla y darles ¡un
'caluroso' saludo!
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