Hace tiempo decidí romper
con mis propios esquemas...
Salí de mi país y de mi
propia ventana del NO PUEDO… Y me decidí a viajar… a
buscar, a transitar un camino hacia mí misma.
Entendí que no hay
derrotero bueno ni malo, así como los colores que “vemos” son creación de
nuestro cerebro, una cuestión de luz en la mente, los conceptos sobre la vida
dependen de la luz que penetra en nuestro pensamiento.
La ventana de tolerancia nos
da un concepto entendible para nombrar esa percepción en la creación de nuestra
propia vida sin rejas ni juicios.
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Imagen de la red |
Nadie es algo separado de
nosotros, estamos unidos por el amor, consciente o no.
Lo que veo errado en otros
es lo que no quiero ver en mí y lo que veo bueno es lo que mi ego me dice que
no reconozca. Cuando no me hago responsable de mí sin juzgarme ni juzgar a
otros, creo la falta de armonía.
Es en la ventana luminosa
que me hago cargo de quien soy realmente, reconozco mi luz y tu luz, vivo un
sueño y un enamoramiento de la eternidad derrotando a la muerte, rompo cadenas
de la dualidad, el amor es absoluto.
Cuando volvemos a escuchar
nuestro corazón, regresamos al templo sagrado de nuestro ser, a la
incondicionalidad, a la armonía y a la paz, a la deidad que portamos en amor
sin dobleces ni contradicciones. Evitamos al miedo que mata a nuestra esperanza
matamos nuestro yo mismo para liberar nuestra sabiduría que no es nuestra sino
del Universo. Matamos al ego que anula el SOMOS UNO.
Por eso tuve que escapar
de la ventana del convencionalismo y la apariencia para encontrar la ventana
del amor, esa que protege nuestro corazón del miedo y la sin-razón. Me fugué de
los marcos de la tristeza con persianas de frustración para abrazar la ventana
de aceptación.
Cada día miro mi ventana
de Esperanza. Corrí muchas cortinas, se rompieron varios dinteles y divagué por
las claraboyas de la libertad, una libertad que coquetea con cada quien, pero
nunca se deja atrapar.
Y ya no estuve con “la
ñata junto al vidrio” reclamando lo que yo misma me podía dar trabajando cada
día, logrando con paciencia: valor, confianza, serenidad en una ventana inmensa
de auto reconocimiento y amor propio incondicional , aun por conseguir…
Mucho por lograr aun, demasiado. Cada día miro mi ventana de Esperanza para tener la fortaleza necesaria, la humildad y la honestidad indispensables, la fe inalterable.
¡Cuántas ventanas mentales
debemos cerrar y cuantas más abrir!!! Cada vez entra una pequeña luz, cada vez
un apego desaparece, una reja se derrite y la sensación de volar se hace más
próxima.
Mónica Ivulich - D.R.2017Fr.