A veces me acuerdo de vos y… es raro, porque me sonrío cuando
se espera que esté triste… y sí, también te extraño. Desde que partiste con
rumbo indefinido, mi mundo quedó un poco desequilibrado, no puedo hacerme
entender mis cuitas más profundas… y quiero que lo sepas, allá donde estés mi
amiga admirada, que no te llamé para tu cumple ni para las Fiestas porque no me
diste tiempo… y que, desde entonces, hay cosas sin sentido.
Aun así, me sonrío porque nuestra amistad tiene risas sin límites, recuerdos tiernos y también pícaros… como tus ojos que traspasaban cualquier verdad con una intuición sorprendente. Tus miradas son capítulo aparte: hechizabas a quien te propusieras y defenestrabas al más pintado en instantes o intensos segundos.
Nuestras largas caminatas son otro tema, cuántas imágenes de
Buenos Aires nocturno vienen a visitarme con tu voz y tu brazo a mi lado. Cuantas cervezas y charlas desfilaron por
Corrientes, cuantas anécdotas dejamos en sus sillas y baldosas…
Te recuerdo…
Mi amiga corriendo por los pasillos, volcando los armarios repletos de ropa por el suelo, desparramando broches y moños, hasta lograr la impresión deseada, derrochando perfume, apretando sus bucles… saliendo en una ola de magnetismo a conquistar la noche de la ciudad, para volver llena de poesía.
Mi amiga despertando para reanudar pesadillas trotando sobre alfombras, apurar un jugo y arañar la vida que le quemaba por dentro.
Mi amiga clamando por una libertad inhumana, esa que habrá
logrado ahora, en un más allá sin dolores ni conflictos.
Mi amiga y yo despidiéndonos en una curda porteña, cantando enlazadas, girando por el empedrado húmedo de aquella ciudad, descabezando obeliscos, riéndonos por no llorar y abrazándonos sin hablar…
Hoy Buenos Aires se quedó mudo a mi oído, sin tu palabra no entiendo nada. Mas sonrío… y sigo, porque sé que, de a ratos te asomas a esa ventana de libertad sobrehumana y, también a mí, me visitas.
![]() |
Foto de fondo por Max Ivulich (Italia) |
Mónica Ivulich
DR2016Fr.