Es difícil
entenderse una misma… ¿cómo, entonces, entender a los demás?
Por años
he tratado de vivir con sencillez y ser lo más simple posible, pero en un
momento dado miramos alrededor y nos damos cuenta que ni siquiera sentimos en
forma directa y simple.
Pongamos,
por ejemplo, que tememos a algo o a alguien y, de pronto, nos damos cuenta que
no hay que tener miedo a nada… que alegría nos llega, aunque no se nos fue, todavía,
el desasosiego del cuerpo. Las dos sensaciones, miedo y alegría, se mezclan.
O,
sentimos rabia por alguna situación y no quisiéramos sentir así, porque –por ejemplo-
hay una persona amada en esa historia… entonces, mezclada a la rabia nos llega
la tristeza. Pensamos que mejor es alejarnos, tenemos miedo de dañar o de que
nos dañen… y, a la vez, sabemos que esa evitación también hace daño a quien está
implicado/a y llega la culpa…
Complicadas
son las vicisitudes… más de lo que deseamos.
Claro
que, a veces, no se complican para mal. Hay cosas que más que complicadas son
complejas y quedan bonitas, en el arte por ejemplo.
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Casa Batllo por Albert Tan |
Los collages
suelen ser hermosos, las creaciones de Gaudi son maravillosas… como muestra
esta ventana… aunque hay tantas bellezas arquitectónicas en una ciudad compleja
como es Barcelona, una ciudad que siendo española no se sabe por cuánto tiempo,
pues quiere ser independiente, aunque... bueno que lo explique otro porque,
para mí, es muy complicado